martes, 29 de septiembre de 2015

El síndrome de Diógenes sentimental

Se habla de síndrome de Diógenes cuando alguien empieza a acumular muchas cosas que no son útiles aunque tiene la necesidad de guardarlos, pues esto me ha hecho reflexionar y he llegado a la conclusión que también podemos padecer este problema con nuestros sentimientos. 


Básicamente esto se resume a todas las relaciones que vas teniendo y a esos sentimientos que no llegas a desprenderte de ellos. Cuando te separas de alguien (es el que te deja) puedes tomar varios caminos. 
Por un lado, te regodeas en tu miseria un tiempo hasta que empiezas a aceptar lo inevitable, aquí se produce el problema de Diógenes porque muchas veces no aceptamos con fueron la cosas en realidad, sino que sólo recordamos lo bueno y lo malo lo obviamos, cosa que nunca debemos hacer. No es bueno idealizar una relación que salió mal, pues por algo ha sido así.
Por otro lado, buscas irremediablemente a otro sustituto, sin pasar un periodo de luto para poder poner en orden tus ideas. Ahí la mezcla de sentimientos provoca un batiburrillo en el que ni tú mismo sabes al final lo que de verdad sientes.

Las personas somos muy dadas a no hablar de nuestros sentimientos, a dejar que las cosas sigan su curso, pero cuando llegamos a un conflicto no sabemos solucionarlos. Y esto se puede deber a que ni nosotros mismo sabemos lo que sentimos, vas acumulando sentimientos por cada persona especial que conoces, pero no sabemos gestionarlos ni eliminarlos. Tú puedes empezar con una persona, pero si todavía nos ha pasado tu periodo de luto, vas a formarte un cacao, pues vas a comparar los sentimientos que tenías por uno con el otro, te aferras a conseguir lo mismo que tenías. Y eso es imposible. 

Gestar los sentimientos es algo difícil de hacer, ya que muchas veces tenemos miedo al propio descubrimiento y si resulta que creías que te iba todo perfecto, pero te paras a pensar un minuto en lo que de verdad sientes y te das cuenta, de que es algo ficticio, que ya no sientes eso. Ese descubrimiento hace que todo cambie y tú no estás preparado para ello, ahí empieza el diogenismo. 

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