Es curioso como dos vidas se entrecruzan en un momento determinado. Que esas dos vidas estén cada una en un lado y que se encuentren en un momento exacto. Que en ese cruce se une algo que hace que esa nueva vida que conoces te marque. Que esa marca siga creciendo aunque no la veas pasado un tiempo, pero que cuando la vuelves a ver no haya pasado nada.
Es curioso como funcionan los sentimientos, caprichosos, juguetones y a veces hasta "toca pelotas". Por mucho que los quieras controlar es imposible y hacen lo que le dan la real gana. Es curioso como dos personas a priori convencidas de que es cosa de una noche, se van uniendo poco a poco. Igualmente de curioso es que dos personas que se daba por hecho que ya iban a estar juntas para siempre, acaben rompiendo.
La curiosidad de los sentimientos que vienen y van, solo puedes dejarte llevar y ver hasta donde puedes llegar.
Hola. A mi lo que me ocurre es que le doy demasiada importancia a mi mentalidad. Dinamitó mi propia mentalidad al tratar de justificarla mediante la lógica. Si poseo algún principio o pensamiento que considero sin sentido lógico, pienso que lo correcto es dejar de creer en él, aunque emocionalmente me perjudique y me duela hacerlo. Pienso que cualquier principio sin sentido lógico no tiene justificación y seguir defendiéndolo sin justificación sería atentar contra la verdad, contra la lógica. Tengo el pensamiento de que lo correcto es seguir un proceso de exclusión de lo no lógico, una necesidad de refutar todo aquello que provenga del instinto, todo aquello no razonado. Leyendo filosofía en el bachillerato observe que era exactamente lo que le pasaba siglos antes a Descartes. Seguí razonando, llegando a la conclusión de que las emociones en sí no tienen sentido. Son productos de naturaleza instintiva, carentes de razonamiento. Por no ser verdades absolutas, pienso que no tiene sentido lógico defenderlas, no tiene sentido creer en ellas. En relación al artículo, lo que me refiero que hago es precisamente preguntarme acerca de la verosimilitud de los sentimientos, por ejemplo, de los que hablas en esta entrada. Al darme cuenta de que no poseen ningun sentido lógico, pienso que lo correcto sería rechazarlos, y de este modo creo una especie de lucha en mi interior entre lo que siento y lo que comprendo que es correcto sentir.
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