jueves, 10 de diciembre de 2015

Lucidez


Iba andando de un lado hacia otro, no podía estarse quieta porque por más que quisiera había algo que tiraba de ella y le hacía no parar. Podríamos llamarlo nerviosismo o peor aún ansiedad y es que ni ella misma sabía a ciencia cierta que es lo que le estaba ocurriendo.

Un, dos, tres, cuatro y vuelta a empezar. Volvía a hacer siempre el mismo recorrido, iba hacia la cocina daba una vuelta y se giraba hacia el salón, así llevaba ya como media hora, desde que descubrió lo que menos ansiaba. 

Mira que ella no estaba preparada para eso, es más ni se lo planteaba; pero claro si no quieres una cosa, es cuando Murphy se alinea con tus no deseos y es ahí cuando todo se da la vuelta. 

Ella había desistido ya, no quería conocer a nadie. No quería que nadie le importarse, no quería abrazos con sentimientos, no quería volver a compartir recuerdos, no quería ni siquiera compartir la cama, sólo quería estar ella con ella, pero todo esto cambió cuando apareció Él..... y ya no había marcha atrás, el pistoletazo de salida ya estaba dado, ahora sólo podía dejarse llevar por esa marea de sentimientos tan anhelados por unos, tan odiados por otros. 

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