Érase una vez una princesa que decidió utilizar "Tinder" para encontrar a su príncipe azul, ya que su hada madrina le había hablado maravillas de este nuevo espejo mágico para conocer nuevos príncipes.
Ella muy obediente se se creó una cuenta y empezó a conocer este maravilloso mercado de pretendientes. A primera vista se dio cuenta que en ese nuevo mundo, las barbas se habían puesto de moda y que tendría una tarea difícil de poder descubrir que había detrás de la barba. Otro aspecto que le resultó curioso es que las descripciones que ponían los príncipes siempre eran alardeando de que no buscaban solo sexo sino algo más, pero sus amigas le habían dicho que eso era todo mentira que la mayoría iban a lo que iban. Por lo que a parte de ver más allá de una barba, también tendría que ver si eran venden humos o no, tarea complicada.
Primero se decantó por un príncipe que era heredero de un reino conocido por sus instrumentos musicales. Parecía el chico perfecto, pero claro la perfección no existe por lo que pasado unos meses, acabo descubriendo que ni la quería para algo serio pero tampoco para algo informal, por lo que decidió descartarlo.
El segundo príncipe que escogió vivía en un reino muy, muy lejano. Por lo que tuvo que pasar diversas adversidades para poder llegar a conocerlo. Esta vez no quiso emocionarse mucho, para evitar otro batacazo, pero no contó con que el príncipe iría mil pasos por delante y ya empezó a planear una vida juntos. Pasaron los meses y todo parecía indicar que iban a ser felices y a comer perdicess, peeeero muchas veces la vida de los cuentos, sale igual de mal que en la vida real, por lo que el príncipe le entró un ataque de histeria y decidió que ya no podía seguir con la relación. Lo mejor que ella estaba más que ilusionada con él.
Después de estos príncipe, llegó a la conclusión que a lo mejor debería de esperar a que un príncipe encantador apareciera en vez de buscarlo y mientras tanto disfrutaría de su soltería.
Y colorín, colorado este cuento se ha acabado.