Se encontraba en mitad de la calle cuando empezó a nevar copiosamente. Se quedó parada dejando que le acariciase la cara, aunque notaba el frío no podía moverse. Pasaron los minutos y sentía como poco a poco su decisión se iba tambaleando, llegaba tarde y eso no era normal en él.
Cuando ya creía que no iba a soportar más el frío imperante, un abrazo le envolvió. Fuerte, seguro, sin dudas de ningún tipo. Ella caía en un abismo cada vez más y más profundo, no quería que acabase ese abrazo con su querida nieve como telón de fondo, pero inevitablemente se tenían que separar una vez más. No sabía cuantas veces lo habían hecho ya, ni cuantas les quedaba por pasar... Tenía su decisión tomada, segura, pero nunca podía llevarla a cabo.
La nieve seguía cayendo como si llorase por la separación de dos amantes a los que vigilaba.